En los últimos años, el concepto de entorno laboral ha cambiado de forma radical. Ya no se limita a un edificio corporativo o una planta de producción. Hoy, gracias a la expansión del trabajo remoto y las nuevas dinámicas operativas, los espacios de trabajo se han descentralizado a una escala sin precedentes. Este fenómeno plantea nuevos desafíos y oportunidades para las estrategias de Salud, Seguridad y Medio Ambiente (HSE) dentro de las organizaciones.
🔄 El trabajo ya no tiene una sola dirección
El aumento del teletrabajo, impulsado por la emergencia sanitaria global, trajo consigo una transformación estructural que, lejos de ser temporal, se ha consolidado como parte integral del mundo laboral moderno. Además de los contratistas y personal externo, los teletrabajadores y trabajadores itinerantes ahora forman parte activa del ecosistema laboral que las empresas deben monitorear y proteger.
Las casas, los medios de transporte, las oficinas compartidas, los entornos rurales y hasta las instalaciones de terceros se han convertido en nuevos espacios laborales. La conectividad móvil ha hecho posible que los empleados operen desde prácticamente cualquier lugar, llevando consigo la responsabilidad compartida de garantizar condiciones seguras.
🛠️ El rol de la organización en esta nueva realidad
La gestión efectiva de HSE en este contexto más amplio implica rediseñar protocolos, adoptar tecnologías adecuadas y, sobre todo, fomentar una cultura de corresponsabilidad. La organización ya no puede asumir un rol exclusivamente supervisor; ahora debe facilitar:
- 📱 Herramientas de monitoreo remoto que respeten la privacidad pero permitan detectar condiciones de riesgo.
- 🧠 Programas de concienciación para que los empleados reconozcan y gestionen los peligros en su entorno inmediato.
- 🔄 Procesos ágiles de reporte, seguimiento y atención de incidentes fuera del espacio físico tradicional.
- 🛡️ Evaluaciones periódicas del entorno de trabajo no presencial para identificar mejoras ergonómicas, ambientales y psicosociales.
Además, varios países en América Latina han comenzado a regular el teletrabajo, incluyendo disposiciones que vinculan la seguridad y salud de los empleados remotos como una responsabilidad empresarial:
- Colombia: Ley 1221 de 2008 y la Ley 2088 de 2021 (teletrabajo y trabajo en casa), junto con la Resolución 2886 de 2022 que regula la seguridad y salud en el trabajo para estos modelos.
- Chile: Ley 21.220 de 2020, que modifica el Código del Trabajo para incorporar el trabajo a distancia, incluyendo obligaciones sobre prevención de riesgos.
- México: Reforma al artículo 330-A al 330-K de la Ley Federal del Trabajo (2021), que obliga a implementar políticas de salud y seguridad para el trabajo remoto.
- Perú: Decreto Legislativo N° 1505 y la Ley N° 31572 (2022), que establecen la obligación de evaluar riesgos laborales en el domicilio del trabajador.
- Argentina: Ley 27.555 de Teletrabajo, que exige condiciones seguras en el lugar elegido por el trabajador y responsabilidades del empleador en SST.
Estas normativas demuestran que la obligación legal del empleador en materia de seguridad y salud no desaparece fuera de las instalaciones físicas, sino que se extiende hasta donde se encuentre el trabajador, respaldando así la necesidad de herramientas modernas de seguimiento y soporte.
👷♀️ El empleado como pieza clave en la gestión HSE
En este nuevo modelo de trabajo descentralizado, el trabajador remoto deja de ser un receptor pasivo de políticas corporativas y pasa a convertirse en un actor fundamental del sistema de gestión HSE. Su participación activa, empoderamiento y conciencia sobre los riesgos y buenas prácticas son ahora esenciales para garantizar ambientes de trabajo seguros, aunque estén fuera del alcance físico de la organización.
La distancia entre el trabajador y las oficinas centrales hace que los controles tradicionales sean insuficientes. Por eso, la responsabilidad individual gana protagonismo. El trabajador debe:
- Identificar y reportar condiciones peligrosas en su entorno de trabajo.
- Adoptar hábitos ergonómicos que prevengan lesiones musculoesqueléticas.
- Gestionar pausas activas, ventilación adecuada y condiciones de iluminación apropiadas.
- Cumplir los protocolos de seguridad digital si accede a sistemas sensibles desde redes no corporativas.
- Participar activamente en capacitaciones virtuales de seguridad y salud.
- Vigilar su salud mental y mantener comunicación fluida con su equipo para evitar el aislamiento.
A su vez, la organización debe crear entornos virtuales de confianza, donde el trabajador se sienta seguro de expresar riesgos, proponer mejoras y solicitar soporte cuando lo necesite. La gestión de HSE no debe verse como una estructura de vigilancia, sino como una alianza basada en la corresponsabilidad.
El enfoque preventivo tradicional se transforma en uno colaborativo, donde el trabajador remoto es parte del sistema de alertas tempranas, no solo un beneficiario de las acciones preventivas.
💡 Conclusión: El entorno laboral ha dejado de tener fronteras físicas claras. La gestión HSE debe adaptarse y evolucionar para mantenerse relevante y eficaz. Invertir en tecnología, fortalecer la cultura preventiva y empoderar a los trabajadores como agentes activos del cambio son las claves para una transición segura hacia esta nueva realidad del trabajo distribuido. La seguridad y la salud ya no son solo un compromiso empresarial: son un ejercicio de corresponsabilidad inteligente entre todos los actores del mundo laboral.